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Marla: los ufólogos opinan

MARLA: LOS UFÓLOGOS OPINAN

Marla_0001 “Nunca aprendió a vivir de un trabajo honrado”.

Si me pidieran escribir su epitafio, eso es lo que grabaría en su lápida. Me refiero a la contactada María del Socorro Pérez Farfán, mejor conocida como Marla. Y creo que en este punto, como veremos a lo largo de estas notas, coincidirían varios ufólogos mexicanos.

Ya le hemos dedicado varias notas a Marla[1], pero no podría ser de otra manera, fue (es) la contactada más famosa de México.

El 23 de marzo de 1973 afirmó que seres extraterrestres le habían entregado conocimientos para curar el cáncer y la diabetes. La comunicación había sido telepática con los seres de otros mundos que habían llegado la Tierra con el objeto de extraer raíces, plantas, animales y diversas sustancias para procesarlas en sus laboratorios y elaborar elementos de tratamiento para un gran número de enfermedades terrestres. Según ella los extraterrestres encontraron gran similitud en los medicamentos homeopáticos y los que ellos pensaban proponer.

“No son medicamentos traídos de sus planetas ‑aseguró‑ lo que nos están dando son elementos de nuestro propio planeta pero que ya han sido procesados por ellos. Nos están ahorrando años de trabajo en el campo de la investigación, pero lo que ellos nos dan es una información concreta para que seamos nosotros los encargados de buscar y elaborar las sustancias curativas”.

Este sería el origen de lo que Marla llamó “Medicina electrónica”.

Héctor Chavarría, antiguo director de la revista Contactos Extraterrestres nos cuenta que, luego de tomar varios cursos en centros orientalistas, esoteristas y espiritualistas, logró “desbloquear” su mente y dijo haber desarrollado habilidades telepáticas[2]. La inclinación de Marla por los temas esotéricos no era de extrañar. Su padre había pertenecido a una “hermandad” de rosacruces. Héctor nos explica:

“Cuando, después de varios cursos intensivos, ella fue capaz de sentirse ‘desbloqueada’, hizo su aparición un galán: bien vestido, guapo, quien mirándola fijamente le transmitió un mensaje telepático:

“’Tú me esperabas, sabes de mi llegada, mi nombre es Amriz’”.

“’Evidentemente’”, declaró ella, “’este personaje no era de la Tierra’”.

“Hasta aquí, amén de la similitud obvia con una telenovela de la peor clase – ¿existen de otra? –, todo apuntaba al romance. Pero Marla ya no quiso dar más información (¿por pudor, tal vez?) al respecto.

“El hecho es que la susodicha se lanzó a partir de ahí a difundir el ‘mensaje’ de los extraterrestres e incluso llegó más lejos: fundó una clínica de medicina electrónica en la cual, entre otras cosas, se recetaban unos globulitos ‘potenciados’ con sustancias extraterrestres capaces de curar todo. Hahnemann, creador de la homeopatía, seguramente se habría revolcado en su tumba en sentido opuesto al de las manecillas del reloj, de haberse enterado de esta grave falta a los derechos de autor. Homeopatía de México, hasta donde sabemos, guardó silencio. Pero los familiares de una de las víctimas de las ‘promesas extraterrestres’ no lo hicieron y a raíz de su deceso se armó un escándalo. Cierre de la clínica.

“Marla levantó la carpa (¿rescatada por los extraterrestres?). Silencio”.

Pero antes de llegar al asunto de la “graciosa huida” a España. Veamos un poco el tema de la “clínica de medicina electrónica”.

Me daba risa desde el título de la clínica, Centro de Medicina Electrónica Aplicada, porque podía hacer el chiste fácil de descomponerlo en las “siglas” Ce MEA. Y es que sus tratamientos eran para orinarse de la risa: aplicación de campos electrónicos, electropuntura, pirámides, ultra­sonido, cromoterapia o bioluminiscencia, cristaloterapia, agua de Peña de Bernal, y homeopatía. Charlatanería pura y dura envuelta en lenguaje seudocientífico.

Marla_0003 El Ce MEA estaba en la calle de Cádiz, en la Colonia Álamos. En el mismo edificio funcionaban las oficinas de la Editorial Kosmos 2000, fundada por la contactada, que editaba la revista Kosmos 2000, del hombre al superhombre. En el segundo piso había un “ashram” en el que se daban cursos de meditación, relajación, yoga, parapsicología, esoterismo, visualización y desarrollo de la telepatía.

El ambiente del ashram era muy extraño. Todos debían vestir una túnica blanca o azul. No era admitido ningún otro color. Sin embargo, el piso tenía una alfombra color oro, aunque las paredes y cortinas eran claras. Por todas partes se podían ver rosas rojas y el olor a incienso era casi irrespirable. Sobre las paredes había diversos cuadros: el calendario azteca, un caracol, la imagen de Cristo y de Buda, un cuadro que representaba (y sólo representaba pues yo lo vi perfectamente bidimensional) al hombre y a la mujer en “tercera y cuarta dimensión”.

En determinados momentos los “maestros” o “guías” tocaban un gong japonés, una flauta de pan y un teponaztle azteca. Pero prácticamente todo el día se podía escuchar música oriental y cantos gregorianos (aún no había aparecido la música new age)

En el mismo edificio estaba la Asociación de Medicina Electrónica. Supongo que su único socio era el Ce MEA, es decir, Marla y sus doctores.

El Ce MEA contaba con médicos generales, odontólogos y psicólogos. La dirección médica estaba a cargo del doctor (homeópata) Manuel Ordaz, egresado del Instituto Politécnico Nacional (que por cierto sigue ofreciendo la carrera de médico homeópata). Ordaz era un fiel creyente en los fenómenos paranormales.

Para los casos de artritis reumatoide utilizaba “electropuntura” una variante de la acupuntura. Usaba agujas, conectadas a una pila alcalina “de calcio”, en los puntos tradicionales de varios meridianos. Aplicaba la idea mágica de la homeopatía de que las propiedades de las sustancias se pueden transmitir al paciente. De esta forma una persona aquejada de artritis, recibiría los beneficios del calcio para sus huesos.

“La finalidad de la pila alcalina –explicaba Ordaz- es transmitir la cualidad vibratoria del calcio. Con ello se busca lograr la manifestación óptima de la energía interna de los elementos de calcio del organismo, en especial al de la membrana celular, permitien­do de esta forma una mejoría del metabolismo”.

En otros casos usaban pequeños balines de metal, que dejaban varios días sobre los puntos clave. No era de extrañar que los balines se oxidaran y provocaran otras reacciones en los enfermos. Según Ordaz, en la elaboración de los medicamentos aplicaban “las teorías de la física termodinámica”, aunque en realidad eran las potenciaciones o dinamizaciones de Hahnemann (diluciones al infinito).

En la clínica había una fuerte componente doctrinaria por parte de María del Socorro:

“Marla es una persona que está en grupos esotéricos y su labor, por lo tanto, es desde el punto de vista esotérico. Ella fue nuestra guía en el área filosófica. Estuvo entre los iniciadores del grupo de medicina electrónica. Durante tres años nos dio pláticas sobre esoterismo y nos enseñó disciplinas como el Hatha Yoga, el Rama Yoga, el control de los generadores, psicobiogeneradores, psicocanales… Marla nos enseñó la mayoría de las disciplinas a nivel esotérico. Ella nos enseñó a moldear esa estructura mental para comprender al ser humano y poder captar a simple vista cuándo se encuentra enfermo y cuándo no lo está. Es un poder muy particular, sin duda…”

Muchos se preguntaron ¿cómo es que estos profesionistas, médicos, pudieron respaldar la charlatanería de Marla? Bueno, en principio muchos de ellos eran homeópatas, de alguna manera inclinados a creer en cosas tal ilógicas como que luego de hacer diluciones al infinito, todavía se puede encontrar el principio activo en una medicina. Otros creían, de hecho, en estos temas paranormales, y los demás, simplemente fueron engañados.

Tal es el caso que nos cuenta el ufólogo Jorge Reicher Brauer, uno de los fundadores del Centro Investigador de Fenómenos Extraterrestres, Espaciales y Extraordinarios, Asociación Civil (CIFEEEAC). En una entrevista aparecida en el libro de Carlos Guzmán[3] (actual director del CIFEEEAC) Reicher, que era vendedor de seguros, dice que conoció a una doctora “Dinora” que trabajó en la clínica de Marla. La doctora Dinora le pidió apoyo para “zafarse de las garras de Marla”:

Reicher explica que Marla ponía anuncios en los periódicos para contratar médicos recién egresados y sin trabajo. Así es como reclutaba a los doctores de su clínica. Dinora le dijo a Reicher:

“¡Verdaderamente estoy aterrada por las inmoralidades y los abusos económicos que comete con los pacientes, y también por sus fracasos de salud y por los experimentos que hace con las personas que acuden al Instituto! Pero la señora tiene poderes y no sé cómo hacerle para zafarme”.

Reicher comenta con Guzmán:

“Ambos conocemos personas que convivieron con ella en Paris a todo lujo; viajó alrededor del mundo y se dio la gran vida. No estamos peleados con el hecho de hacer dinero. Si alguien tiene conocimientos esotéricos y parasicológicos y pone una escuela de control mental, es justo que cobre si va a vivir de eso. Pero otra cosa es el lucro y la experimentación con la salud de personas. Sabemos acerca de casos patéticos de gente que fue utilizada en ese Instituto como ‘conejillo de indias’ y que salió muy mal de ahí”.

El ufólogo dijo que si bien Marla curó a muchas personas, también tuvo muchos fracasos. Pero no pudieron clausurar su clínica porque entre los que llegó a curar estaba el hermano de un político muy importante, y éste la protegía. Pero su suerte se terminó.

Es el mismo Carlos Guzmán quien nos lo cuenta en boca de la también ufóloga Zita Rodríguez Montiel, la editora de Reporte Ovni:

Marla_0002 “Bueno, en 1979, un político de aquella época me había pedido que le buscara a Marla porque ella estaba curando el cáncer a través de la medicina electrónica y entonces averigüe que ella tenía un Instituto en la calle de Empresa[4]; también estaba Radin[5], fuimos a verlo. Yo fui como si no supiera nada; le empezaron a pedir dinero a este señor, quien posteriormente murió, pero, antes de eso les pagó 250,000 pesos de aquella época[6], nunca lo curaron, y aunque él la demandó, Marla, para entonces, ya se había ido a España con los 250,000 pesos que le había estafado, pero definitivamente en aquella época no lo curo. Otra amiga también, que padecía de una fibrosis, acudió y tampoco la curaron; después fui yo a curarme de alguna enfermedad que inventé y también empezaron a sacarme dinero. Entendimos que muchas veces hay que involucrarse para saber de qué se trata”.

Poco después Marla regresó a México y continuó con su negocio. En 1983 la revista Buen Domingo publicó varios reportajes:

“Buen Domingo la buscó insistentemente en la capital mexicana. Entrevistarla parecía imposible. Por algún motivo que posteriormente nos explicó no quería que se hablara de ella en estos momentos. Después de muchos trámites logramos por fin contactarla. No se dejó fotografiar ni permitió que tocáramos temas relacionados con la medicina electrónica. ‘Es que estoy en un momento de cambio’ ‑dijo‑ ‘y si mi imagen aparece en la prensa podría perjudicarme’.

“Respecto a la medicina electrónica, que actualmente se aplica en un centro médico de Ciudad de México, se excusó de hablar: ‘porque estoy abocada a verificar nueva información’”.

Seguro ya verificó esa información porque ahora “trabaja” en la ciudad de Guadalajara. Parece que sigue el mismo método que le ha dado frutos durante tanto tiempo: rodearse de médicos homeópatas, dar cursos de esoterismo. Todo eso aderezado con un lenguaje seudocientífico[7]. Me pregunto ¿Qué están haciendo nuestras autoridades sanitarias?

Regresemos a la conversación entre Reicher y Guzmán:

Guzmán: ¿Qué me dices del caso Marla?

Reichert: La tratamos durante un par de meses y estuvimos en su casa, donde nos dimos cuenta de pequeños y grandes manipuleos; de ciertas mentiras y contradicciones. Nos platicó que antes de tener contactos con los extraterrestres, los tuvo también con los lamas del Tíbet[8]. Dijo que le habían avisado que uno de los hijos de los lamas vendría a vivir con ella y que, efectivamente, en una fiesta conoció a un muchacho de nombre Chauri, hijo de un lama. Marla nos lo presentó. El joven tenía los ojos un poco rasgados y era morenito; pero cuando se me ocurrió preguntarle “¿Me enseñas tu pasaporte?”, se pusieron pálidos. Por este y otros detalles que no recuerdo bien concluimos que el muchacho era quizás del Tíbet esquina Comonfort, en la Lagunilla. En esa misma ocasión le pedimos a Marla que nos dieran muestras de comunicación telepática, pero no lo hicieron. Después vimos lo que ella hace para lucrar…”

Concluyamos con algunas frases de la propia Marla:

“No existe el mal, más bien hay personas enfermas de la mente, que por impulsos subconscientes de origen traumático hacen daño a los demás o a sí mismos y manipulan las necesidades humanas”.

REFERENCIAS

Chavarría Héctor, ¿Qué ha de nuevo ET?, El Investigador Escéptico, Vol. 2., No. 3, México, marzo-abril de 1990. Págs. 3-5.

Guzmán Rojas Carlos A., Testimonios Ovni, Plaza y Valdés Editores, México, 1996. Págs. 205-206.

Ortiz de la Huerta Carlos, El mal sólo existe en la mente humana, Contactos Extraterrestres, Vol. 1, No. 4, México, 19 de enero de 1977. Págs. 45-46.


[1] http://navelocos.blogspot.com/2007/03/escuela-de-contactados.html

http://marcianitosverdes.haaan.com/2007/03/egresados-de-la-escuela-de-marla/

http://marcianitosverdes.haaan.com/2010/12/medicina-cuntica/

[2] http://marcianitosverdes.haaan.com/2011/01/qu-hay-de-nuevo-et/

[3] Guzmán Rojas Carlos A., Testimonios Ovni, Plaza y Valdés Editores, México, 1996. Págs. 205-206.

[4] En ese año cambió su negocio a la calle de Empresa 165 y fundó el Centro de Investigación e Información de Conocimientos Extraterrestres Asociación Civil (curiosamente lo llamaban CIICET A.C., con la T al final)

[5] Radim era alumno de Marla y también contactado.

[6] Tal vez unos 200,000 dólares de 2011.

[7] Tiene un portal www.medicinaintegral.com/, pero yo no encontré ninguna dirección de la clínica.

[8] En aquel entonces estaban de moda los libros de Lobsang Rampa.

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Comments (2)

  1. Nicolás Ortiz Pérez

    Soy Raeliano y hoy estoy seguro de algo, y es que a todos los que nos gusta el fenomeno extraterrestre, debemos saber que lo mistico y lo cientifico son dos caminos diferentes, es interesante ver que a los ufologos les gusta el tema extraterrestre y al mismo tiempo creen en un dios, en la virgen, en los fantasmas y en todas esas vaciladas como lectura de las cartas, del cafe etc…. en mi opinion un ufologo debe creer sólo en la Ciencia,… en el Proceso Cientifico, y de que existe la vida en otros planetas, seguramente que la raza que contacto a esta señora, es una raza diferente a los ELOHIM (nuestros creadores).

  2. Ni Marla contactó con ningún extraterrestre (ella es sólo una farsante), ni Claude Vorhilon contactó con ningún elohim (él es sólo un vividor)

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